Podemos entender que la Universidad es el centro de
la cultura creadora, abierta a todas las tendencias del pensamiento; donde
todas las ideologías y posiciones políticas deben tener cabida; donde el más
amplio y libre análisis permita el enjuiciamiento de ideas y de conductas;
donde la racionalidad crítica surja como expresión propia del quehacer
universitario.
Por
otra parte, se encuentra el
Estado tratando de ampliar progresivamente sus funciones de intervención
especialmente en el ámbito educativo. El hecho de que el Estado este
constituido por diversas instituciones y aparatos que cumplen funciones
diferentes puede traer contradicciones o dificultades ante la realización del
proyecto hegemónico global y los proyectos institucionales particulares que
integren ambos aspectos.
Este proyecto educativo puede transformarse con el
conjunto de alianza, concertaciones y oposiciones que se dan entre las diversas
fuerzas y grupos sociales con poder o capacidad de influencia en la esfera
educativa.
Vinculando la relación entre educación y sociedad,
se han identificado diferentes formas históricas de enseñanza que han operado
en las distintas etapas del desarrollo capitalista dependiente venezolano. El
modelo oligárquico-liberal, el liberal populista y el modelo tecnocrático que
se perfila en la actualidad, sin mencionar que aun se superponen rasgos de
modelos históricos anteriores.
La problemática actual, se configura alrededor de la
crisis que confronta el modelo liberal-populista, en consecuencia al desarrollo
económico y al modelo político, abordando el estudio en la educación superior
venezolana, dicha situación emerge debido a la crisis generada por la
profundización de las contradicciones.
Las manifestaciones de la crisis del modelo
liberal-populista, plantea la redefinición de las funciones que venía
cumpliendo la educación superior en el marco del modelo social y político y de
las condiciones económicas sociales. La educación superior, durante los años
sesenta, planteaba un modelo que garantizara la integración social de los
individuos hacia los nuevos valores culturales, que debían proporcionar a su vez,
la estabilidad del nuevo proyecto político; en el cual, el Estado debía definir
una estrategia educativa fundada esencialmente en el principio de la igualdad
de las oportunidades educativas. Este principio se tradujo en la promoción de
un sistema público común de enseñanza, donde las oportunidades de acceso y de
continuidad del sistema educativo fuesen efectivamente iguales para todos.
Es decir, esta igualdad no se refiere al nivel
intelectual, capacidad cognitiva, rendimiento o promedio académico del estudiante,
sino por el contrario se hace referencia es a la equidad en cuanto aspectos
económicos, sociales y culturales del mismo.
Desde el punto de vista económico, aquellos alumnos que
deseen ingresar a la educación superior y presenten dificultades para costear
sus estudios, deberían contar con políticas de Estado que les proporcionen las
mismas posibilidades de acceso y continuidad en el sistema de educación
superior.
Por otra parte desde el punto de vista social, esta
igualdad significa que cada individuo debería tener la misma oportunidad
educativa a nivel superior sin tener distinción o discriminación por su
tendencia política o cualquier nexo existente relacionado con las autoridades
universitarias.
En 1958, entra en vigencia la Ley de Universidades,
bajo el sistema oligárquico-liberal, se mantiene la estructura de facultades con
una compleja estructura burocrática. Es a partir de este momento que surgen
nuevas disciplinas y carreras en respuesta a las nuevas exigencias de orden
económico y cultural, profesiones y carreras que permanecen hasta ahora. Por
esta razón, se pretende que las universidades cumplan un doble papel, como instancias de reproducción del
orden instituido y como las agencias más activas de contestación política. En
este periodo se profundiza el proceso de radicalización política y polarización
ideológica que experimento la universidad venezolana impulsada por el proyecto
liberal.
A estos procesos de orden socio-político, se agregó
el problema de la restricción estructural de la demanda de empleo de los
sectores productivos. Todos estos aspectos se conjugaron para configurar una
crisis. La nueva política educativa en el marco de la redefinición de la
estrategia económica de desarrollo; se producen durante la elevación de los
precios del petróleo, ya que con ello aumentaron los ingresos del Estado,
estimulando a las pequeñas y medianas industrias, las cuales contribuirían a
alcanzar el pleno empleo.
En el desarrollo de todo ese proyecto, el Estado
asumió un papel más activo en el desarrollo del país, actuó no solo como
regulador y estimulador de la actividad económica, sino también como productor
y empresario, conformándose claramente un capitalismo de Estado.
Entre los cambios de proyectos políticos y de las
transformaciones económicas, se interrelacionan cambios que hacen emerger las
nuevas estrategias educativas de reformas, las cuales plantearon la prioridad
de transformar la educación media, mientras que otras hacían evidente dar más
prioridad a la educación superior y al postgrado. La política educativa giro
sobre una estrategia global de transformación de la gestión y administración
del proceso educativo. Esto explica que la democratización del sistema
educativo era uno de los ejes de la nueva estrategia, que trato de orientar a
cada individuo hacia el tipo y nivel educativo correspondiente a sus
capacidades y necesidades personales, así como también a las necesidades de
desarrollo del país.
Dentro de los cambios presentes en la educación
superior el Estado formuló una estrategia de control político, para así
centralizar y controlar las decisiones y contrarrestar el proceso de
contestación y radicación política que protagonizaban las universidades. Se
presentó un crecimiento de la matricula, lo cual se convirtió en un problema
critico por su impacto en el gasto publico.
En la reforma parcial de la Ley de Universidades de
1970, el propósito era centralizar las decisiones más importantes en materia de
Educación Superior, pretendiendo eliminar la autonomía de las universidades.
Con ese fin se modificaron y ampliaron las atribuciones y la composición del
CNU aumentando la injerencia del ejecutivo en ese cuerpo. Así mismo se crea el
OPSU para apoyar al CNU en la planificación y regulación del crecimiento de la
educación superior. Esta nueva institución tiene como atribuciones el proceso
de selección, orientación y distribución de la matricula estudiantil a nivel de
educación superior.
El sistema de preinscripción nacional y el proceso
de diversificación se unieron dando como resultado la coexistencia de
instituciones heterogéneas, en conclusión se desea resaltar que los resultados
de las políticas instrumentales por parte del Estado en la estrategia
educativa, introdujeron nuevos elementos de crisis de la educación superior.
Este tipo de gestión incoherente dio lugar a un
sistema de educación superior totalmente desarticulado tanto en términos
jurídico-organizativos como académicos.
Por iniciativa del Ministerio de Educación se ha
tratado de impulsar un anteproyecto de Ley de Educación Superior, que recoja la
idea de integración y que intente dar organicidad jurídica a ese proceso;
previendo nuevas fuentes y mecanismos de financiamiento para ese sector, como
alternativa ante las crecientes limitaciones financieras asociadas a la
contracción del gasto publico.
CAMBIOS
SOCIOPOLÍTICOS EN LA UNIVERSIDAD VENEZOLANA
Se espera que la universidad convertida en poderosa
y dinámica fuerza social, este al frente de los cambios sin apartarse de su
entorno. También se cree que el desarrollo de un aparato administrativo
institucional bien dotado, como requisito necesario para que sus integrantes
cumplan a cabalidad sus respectivas tareas. La universidad es uno de los
centros políticos más importantes del país, en ella han surgido partidos y
proyectos políticos de relevancia histórica; ha sido vocera de la contestación
política y sede de movimientos revolucionarios y en otros momentos se ha movido
sobre sí misma compitiendo con el Estado; por estas razones se hace difícil
deslindar con precisión el ámbito especifico de los actores, sean ellos
profesores o estudiantes. Existen varios escenarios como podemos percibir a la
universidad entre ellos están:
a) La
Universidad Democrática
La universidad democrática venezolana comienza a
gestarse con el movimiento estudiantil, el cual surge como una expresión de
protesta contra la dictadura gomecista. Este mismo grupo toma mayor fuerza y
asume un papel pionero en la organización de los partidos políticos, sindicatos
y demás asociaciones de la reciente democracia representativa. Con estos
cambios se aspiraba conseguir mayor injerencia en la conducta del país.
En esta coyuntura, profesores y estudiantes de la
universidad, asumen un doble papel: como actores políticos y como actores
institucionales, para dotar a la universidad de un nuevo estatuto legal,
inspirado en el modelo Córdoba, el cual fue asumido por la mayoría de las
universidades latinoamericanas. Este modelo se basa en la autonomía y el
cogobierno, la libertad de cátedra y de investigación.
b) Confrontación
Ideológica
Superada la situación política del orden
democrático, posterior a la dictadura florecen diferencias ideológicas,
diferencias que no solo involucra a los sectores de izquierda, sino también a
los partidos URD y AD; estos sectores se identifican con los grupos marxista y
establecen una asociación estratégica de corte antiimperialista. Estos grupos
adoptan una estrategia de lucha armada la cual nutre a los sectores
estudiantiles.
Las universidades pasan a ser no solo escuelas de
socialización política sino también un centro logístico de operaciones bélicas
de guerrilla; es aquí donde comienza un enfrentamiento político-ideológico,
entre los que sustentan el proyecto democrático-dependiente y de los que van en
contra de la luchan antiimperialista. Ante esta situación no queda espacio a
los intereses institucionales puesto que se encuentra en disputa el Estado y
los grupos estudiantiles.
c) El
Movimiento de Revolución
Existe un gran desplazamiento de las fuerzas
internas de la universidad hacia un nuevo cause que va a ser el movimiento de
renovación. El movimiento de renovación se inicia en la Facultad de Ciencias de
la Universidad Central de Venezuela, proyectándose también a otras
universidades, se prolonga hacia tres universidades más, cuando el gobierno las
toma militarmente.
Por primera vez la educación superior venezolana,
tiene un apoyo organizacional interno; con actores como: las autoridades
rectorales, decanos, directores de escuelas, profesionales y estudiantes se
abren en una confrontación ideológica, donde el debate gira en torno a una
transformación del contenido curricular, en su aspecto formativo, técnico-científico
y didáctico, con una reestructuración de las relaciones de poder en los modos
de organización y gestión de la vida institucional. Esta renovación fue el
camino que abrió las posibilidades posteriores de cambio.
d) La
Reforma y sus Repercusiones
La universidad que se caracterizo por la fuerza de
sus actores y por su capacidad para defender su autonomía sufrió un
debilitamiento en su poder interno. Esto se evidencio cuando AD y Copei se
pusieron de acuerdo para hacer una reforma parcial de Ley de Universidades, en
la que se transfieren atribuciones de sus autoridades al Consejo Nacional de
Universidades; promoviendo la eliminación de la Autonomía Universitaria,
dotando de esta manera al Consejo Nacional de Universidades casi todas las
funciones; luego de este nuevo estatuto legal la universidad fue objeto de un
conjunto de medidas organizativas como la creación de departamentos, períodos semestrales,
sistema de unidades de crédito, todo esto fue implementado sin evaluar sus
ventajas o desventajas de carácter académico.
Es importante resaltar que la verdadera autonomía universitaria es aquella
que se consolida cuando toda la comunidad participa democráticamente de las
decisiones fundamentales para la institución, mediante los más diversos
mecanismos de consulta y discusión. Desde su propio seno, la universidad debe
ser capaz de propiciar y llevar a cabo movimientos de transformación
universitarios que superen las actuales deficiencias estructurales y
funcionales que hoy le restan eficiencia. Entonces, la democracia dejará de ser
un concepto abstracto o una práctica electoral esporádica y se convertirá en la
activa participación de todos en las complejas tareas de conducir y hacer
avanzar la universidad.
Para que la universidad pueda alcanzar sus misiones
principales, necesita conquistar dos condiciones básicas: el ejercicio
democrático de su autonomía y la transformación legítima de sus estructuras de
funcionamiento. No es posible emprender y llevar a cabo las transformaciones
estructurales renovadoras que la universidad requiere sino dentro de un clima
específico universitario de democracia: foros, asambleas, conferencias,
polémicas, seminarios, simposio, talleres, etc., con la más amplia
participación de la comunidad. En consecuencia, la democracia universitaria
deja de ser una abstracción vacía o un ejercicio ocasionalmente electoral en la
medida que asuma existencia cotidiana en la lucha de la comunidad por las
transformaciones estructurales y funcionales que la universidad necesita.
Dentro de la educación superior se crearon
subsistemas, donde se establecieron como un universo heterogéneo y
desarticulado de instituciones en su mayoría no autónomas, cuya estructura
organizativa favorecía la influencia de actores externos que en su mayoría se
encontraban vinculados a partidos políticos. Mientras los factores internos de
las universidades autónomas que antes se encontraban orientados hacia objetivos
políticos e institucionales, ahora han sido modificados paulatinamente sus roles de
participación.
En este sentido se creó un vacio de concepciones e
información que trajo como consecuencia el surgimiento de antivalores del
consumismo, la competencia utilitarista y el individualismo promovido en su
mayoría por los medios publicitarios.
e) Tendencias
Emergentes
Es notoria la presencia y proliferación de las
organizaciones de partidos políticos, donde estos toman fuerzas dentro de las
universidades autónomas y experimentales del subsistema de Educación Superior;
sin embargo, los sectores independientes se organizaron y lograron un apoyo del
electorado por encima de estos partidos políticos agrupando a los sectores
institucionales, gremiales y estudiantiles.
Así mismo, la crisis económica los acercó
movilizándolos a la conquista de mejoras sociales., ubicándolos a que sean actores
internos de las instituciones. Entre los roles de estos actores podemos
encontrar roles profesorales y roles estudiantiles.
Roles
Profesorales:
Políticos
Activos:
·
Su
interés respecto a la sociedad varía de acuerdo con su vinculación
político-ideológica y partidista.
·
Perciben
a la institución como un espacio importante de desarrollo político para
acumular recursos de poder.
·
Su
participación se hace más extensa en los periodos electorales.
Institucionalista:
·
El
objetivo de su actuación se orienta hacia lo institucional.
·
Puede
vincularse o no a las diferencias académicas y administrativas.
·
Su
participación es esporádica, coyuntural y localizada.
·
Actualmente
no se perciben cambios orientados hacia la parte institucional.
Gremiales:
·
Se
orienta a la solución de problemas económicos laborales.
·
Se
vincula a la profesionalización y a la sindicalización del docente.
·
Los
gremios poseen un importante poder de influencia en las políticas financieras.
·
Posee
una solida base organizacional interna.
Burocráticos:
·
Existe
un importante número de personas dedicada a las funciones de dirección y
administración de las instituciones.
·
Su
línea de acción política se dirige a obtener posiciones en la jerarquía del
poder burocrático interno.
·
Son
miembros o simpatizantes de los partidos políticos con los que suelen hacer
alianzas o concertaciones sobre la política interna y la distribución de los
cargos.
Roles
Estudiantiles:
Políticos
Activos:
·
Tiene
una vinculación variada dentro del mundo político interno.
·
Su
proselitismo político se vincula con otras facetas de su gestión.
Institucionalista:
·
Asumen
las reivindicaciones gremiales.
·
Sus
reivindicaciones se articulan con los gremios estudiantiles.
Gremiales:
·
Los
actores estudiantiles se enfocan en la búsqueda de beneficios socioeconómicos.
·
Han
llegado a competir con los del activismo político.
La universidad venezolana es un ente especialmente
sensible a los cambios de la política nacional e internacional. Es un rango que
tipifica a todas las universidades del mundo. El esfuerzo por desarrollar un
estudiantado o un profesorado "apolítico" responde claramente a un
objetivo político-ideológico ampliamente conocido.
Pero la universidad no es, no debe ser, una
institución partidista, politiquera.
Actualmente, la educación superior venezolana en su
totalidad esta urgida de cambios profundos en su estructura organizativa,
académica y en sus relaciones con el resto del país. Aunque en su interior las
motivaciones y los intereses de sus actores se han apartado significativamente
de lo político-ideológico, esto ha contribuido muy poco para solucionar los
problemas actuales; así como
también se entiende que en su gran mayoría la comunidad universitaria es
independiente de los partidos políticos, sin que ello signifique que no posean
su propio horizonte ideológico. La universidad está abierta al país: a su
cultura, a su educación, a toda la problemática de Venezuela como nación del
siglo XX. La actividad de los partidos políticos en la universidad tiene que
asumir formas y mecanismos típicamente universitarios y no trasladar de modo
mecánico la política de la calle, del sindicato o del Congreso a la
universidad. El compromiso universitario con la ciencia y el país trasciende
ampliamente los estrechos marcos de cualquier organización política.
Dentro de este cuadro, el papel fundamental de la
universidad no es solo enseñar a la joven generación venezolana los aspectos
humanísticos, científicos y tecnológicos aportados por otras latitudes, sino también
contribuir ideológicamente a forjar una conciencia crítica sobre la realidad
nacional, desprovista de todo dogmatismo y abierta siempre al análisis y la
discusión. La universidad tiene el compromiso de velar por la legitimación de
nuestra herencia cultural y el progreso de los valores contemporáneos positivos
que integran la nacionalidad. Como factor decisivo en la difusión y creación
del saber, la universidad tiene que proyectar una concepción científica del
mundo y del hombre, como incremento del patrimonio cultural venezolano.
Ante esta situación es necesaria una gestión
universitaria imparcial, independiente de las presiones partidistas que aspiran
controlar su dirección. Una conducción que tiene que atender a las aspiraciones
fundamentales de la comunidad universitaria: profesores, estudiantes,
trabajadores. No se trata de adversar a los partidos, sino del rechazo a las
presiones, a la hegemonía al dominio de determinados partidos políticos, que
anteponen sus objetivos partidistas a los fines trascendentales de la
universidad. La aspiración es que todos puedan expresarse y todos puedan ser
escuchados, en la más franca discusión de la comunidad universitaria, única
capaz de definir los medios más justos e idóneos para la conducción de la
misma. Cuando este proceso se consolide, entonces podremos contar con
estrategias solidas basadas para fomentar el desarrollo pleno e independiente
de nuestra nación.
PUBLICADO POR: MARÍA CAROLINA GARCÍA
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